Nos aceptan con nuestras virtudes y defectos, disfrutan de
nuestra compañía, la alegría los invade cada vez que nos ven, y es la misma si
nos ven más de una vez al día. Son capaces de dar su vida por defendernos, sus
ojos reflejan lo importante que somos para ellos. Así es el amor de nuestras
mascotas, su amor es genuino, auténtico,
sin palabras, nunca disimulan y siempre viven y les importa sólo el ahora. Hay
tanto aún que aprender de los animales, su corazón es noble, están conectados
con el amor esencial, verdadero y profundo. Los animales nos enseñan en
silencio las palabras del amor incondicional.
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