Perseguimos la felicidad, corremos tras ella, y pareciera que mientras más nos acercamos, más crece la distancia entre ella y nosotros.
Será porque lo que creemos que nos hace feliz tal vez no lo sea, quizás estamos buscando la felicidad en el lugar equivocado.
Hay personas que dicen tengo esto, tengo aquello y más y me siento vació, no soy feliz, es como si el ingrediente principal faltara… nos enfrentamos constantemente a los espejismos de una felicidad que pensamos que es, pero nuestro problema es seguir pensando que la felicidad es algo externo a nosotros mismos. La felicidad yace en nosotros, pero no sabemos aún formular la pregunta indicada para saber qué es la felicidad para cada uno de nosotros.
Algunos saben cuál es el nombre del amor y de la felicidad para ellos, pero son cobardes para asumir los riesgos y los cambios necesarios que tienen que hacer para conseguir la felicidad, hay muchos que los enceguece la cobardía y teniendo la felicidad en las puertas de su jardín la despiden, se alejan. Unos minutos de una mala decisión son suficientes para arrepentirse durante los años venideros.
Hay que decidir amar y ser feliz, la felicidad y el amor está siempre más cerca de lo que uno cree, cada día es una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, un nuevo aliciente para ser feliz, puedes ser feliz en soledad o en compañía, eso lo decides tú. Pero tienes que saber que no existe la felicidad sin el amor.
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