Todos hemos cometido más de alguna equivocación en nuestra vida, no hay por qué hacer en un vaso de agua una tormenta por ello, lo maravilloso de la vida es que siempre nos da un nuevo día, una nueva oportunidad para hacer las cosas bien, y corregir nuestros errores.
Sí, los errores los cometemos a diario... sabemos cuando nos equivocamos... pero aunque sabemos que hemos cometido una falta, nos es difícil darnos cuenta que es necesario pedir las disculpas pertinentes.
Los errores los podemos cometer a diario, pero lo ideal no es cometerlos... hay que ser prudentes con nosotros mismos y nuestro actuar para no convertirnos en nuestros verdugos.
Sabemos que nuestras equivocaciones son con nuestro círculo más cercano, con nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo, en sí con las personas que están cerca de nosotros.
En el mundo de las personas es común que la equivocación tenga un sitial importante, tanto más importante que corregir la falta. Somos valientes al cometer el error muchas veces voluntariamente, pero muy cobardes para reconocerlo y más aún pedir las disculpas y si es más grave la situación pedir perdón.
Es muy fácil equivocarnos, y muy difícil remediar esa situación, muchas veces tenemos que luchar con nuestro propio orgullo para hacer que la situación mejore. Muchos esperan que pase el tiempo y olvidar, pero en la memoria de la vida nada se olvida, y tarde o temprano nos pondrá frente a esa persona o personas con las cuales cometimos esa falta.
Tenemos que aprender de cada uno de los errores que cometemos de lo contrario seguiremos marcando el paso, no avanzaremos, y nos costará más tiempo y trabajo comprender la vida de nuestra existencia...
Somos el resultado de nuestras propias acciones y decisiones...
Aprender para Entender...
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